Son los dos fichajes escogidos por el club para devolver al Barça al trono europeo. 206 millones de inversión para ayudar a Messi que este miércoles tienen su primer examen en casa.
Empeñado en no repetir episodios como los de Roma y Liverpool, el Barça ha hecho un nuevo esfuerzo este verano por subir un escalón su nivel competitivo en Europa y cumplir esa misión de recuperar la Champions perdida desde 2015. No parece fácil. Los jugadores que le dieron gloria (Piqué, Busquets, Rakitic, Alba, Messi y Suárez) se hacen mayores y las nuevas estrellas (Coutinho, Dembélé, Arthur) ya no están como el actual jugador del Bayern, o todavía no han funcionado a pleno (ni medio) rendimiento. Ni el terrible esfuerzo de Messi la temporada pasada fue suficiente. Determinante contra PSV y Tottenham en la primera fase; efectivo contra Lyon y Manchester United en octavos y cuartos y mágico en la ida de las semifinales ante el Liverpool, el resto del equipo no le acompañó en Anfield y él se cayó en la segunda parte, seguramente harto de no poder con todo. Su imagen negando con la cabeza camino del vestuario de Anfield ya le acompañará siempre.
Descartado Neymar, Antoine Griezmann y Frenkie de Jong son los jugadores que el Barça le ha puesto por delante al argentino para intentar dar el salto de calidad o de personalidad que le falta al equipo azulgrana para volver a una final. Una inversión de 206 millones de euros (120 el francés y 86 el holandés) de dos jugadores consolidados en la competición de manera diferente y que el miércoles tienen su ‘premiere’ europea en el Camp Nou, que aguarda su puesta en escena con expectación y ciertas interrogantes.
La irrupción de De Jong en la Champions con el Ajax resultó sencillamente espectacular. Después de ser suplente en los dos partidos de la previa ante el Niza de la temporada 2017-18, el curso pasado jugó 17 choques en la competición, seis en la previa y once hasta la desgraciada derrota en semifinales contra el Tottenham. De Jong no marcó goles ni dio asistencias, pero su fútbol cautivó hasta el punto de que todos los grandes de Europa se lanzaron a por su fichaje y la FIFA le ha declarado el mejor centrocampista del mundo en 2019. Un reconocimiento que, acompañado de su fichaje por el Barça, le convierte en un futbolista de proyección mundial sobre el que se han generado unas espectaculares expectativas. De Jong ha empezado a buen nivel la temporada, aunque aún algo cohibido por la terrible grandeza de la entidad. Este miércoles conocerá cómo es el Camp Nou en un día de Champions.
El aterrizaje de Griezmann en la Champions fue con la Real Sociedad. Allí jugó seis partidos antes de marcharse al Atlético de Madrid, con el que compareció 48 veces más en la máxima competición. 21 goles y siete asistencias le contemplan. Un jugador de alto nivel que ha tenido noches de gloria como la que le sirvió para eliminar al Barça en la temporada 2015-16. Pero también con días para olvidar como la final de Champions de 2016 en la que falló un penalti en Milán..., en el estadio que visitará en la última jornada de la primera fase. Aquella noche maldijo la madera en la que se estrelló su penalti, más aún cuando sí fue capaz de hacer el gol en la tanda de penaltis a la que no se hubiese llegado, posiblemente, sin su error. Ganador de la Europa League y del Mundial, Griezmann tiene una deuda con los máximos torneos europeos de clubes y selecciones. Perdió el mismo 2016 la final de la Champions y de la Eurocopa y en los últimos tiempos se ha alejado de esa mesa de Messi y Cristiano a la que tanto tiempo aspiró. Griezmann espera que 2020 sea su año. Su inicio ha sido prometedor en casa y algo gris fuera, aunque al francés no se le puede negar compromiso y mirar más por los intereses del grupo que por los suyos. Un ejemplo que, de ser imitado por otras estrellas, probablemente ayude en la cosecha final de la temporada.